Por: David CASTELLANOS.
Bajo la gestión de Zoé Robledo Aburto, el IMSS suma un nuevo capítulo de indignación y vergüenza pública. Esta vez, no es por la falta de medicamentos ni por las eternas filas en consultorios, sino por la muerte de un trabajador dentro de sus propias instalaciones.
Miguel “Q”, de 29 años, perdió la vida el jueves por la tarde tras sufrir una supuesta descarga eléctrica mientras realizaba labores de infraestructura en la Unidad de Medicina Familiar número 76, en la colonia La Fe. Según reportes iniciales, trabajaba presuntamente sin la protección necesaria, lo que evidencia un probable incumplimiento de medidas de seguridad laboral en un organismo que presume “cuidar la salud de todos los mexicanos”.
La ironía es grotesca: Miguel murió dentro de un hospital del IMSS. La descarga fue fulminante y, aunque lo trasladaron de inmediato al área de urgencias, “nada se pudo hacer”
La Policía Investigadora ya abrió una carpeta para esclarecer el caso, mientras el cuerpo fue enviado a necropsia. La familia del joven ha comenzado a clamar justicia en redes sociales, apuntando su indignación no solo contra la delegación local, sino directamente contra la dirección nacional encabezada por Zoé Robledo Aburto, quien en repetidas ocasiones ha presumido “transformar” el Imss Tamaulipas, pero que sigue acumulando tragedias bajo su mando.
En un país donde los funcionarios suelen blindarse con discursos y comunicados, la muerte de Miguel “Q” podría quedar en la impunidad. Pero aquí, la responsabilidad tiene nombre y cargo: Zoé Robledo Aburto, director de un IMSS que parece no aprender de sus errores, y que en Nuevo Laredo cobró una vida más.

