
*** “Lord Cajas Fuertes”: El Ñoño que Sueña con Gobernar Tampico
Por: Edy Pintor.
En la política tampiqueña, cada tanto aparecen personajes que en vez de aportar luz, se convierten en sombras que opacan la vida pública. Hoy el nombre que brinca en el escenario es Alejandro Rábago, motejado ya por propios y extraños como “Lord Cajas Fuertes”. Y no es un apodo gratuito, sino un retrato cruel —pero certero— de lo que representa: un operador menor, un remedo de político, un ñoño inflado por la ambición heredada, cuyo único mérito es ser hijo del exalcalde José Francisco Rábago Castillo.
Y directamente del enchufe al saqueo, la carrera de Rábago no se explica por talento, liderazgo o visión. Su único pasaporte fue ser hijo de “Rábago de Adeveras”. Su paso por la CFE durante la era de Francisco Rojas fue su escuela de negocios turbios: contratos, comisiones, arreglos bajo la mesa. Allí aprendió que la política mexicana no es para servir, sino para servirse. Desde entonces cultivó amistades en el PRI nacional, a niveles de Los Pinos, y supo arrimarse a los hombres del poder.
Cuando el nombre de Sergio Carmona Angulo —el “rey del huachicol”— cimbró al país, apareció también el eco de Rábago. Fuentes lo señalan como interlocutor frecuente del finado empresario, ejecutado tras sus encuentros con la DEA. No es casualidad: ambos operaban en la misma sintonía, ambos hablaban el lenguaje de maletas de efectivo, de favores comprados y silencios bien pagados.
El mote de “Lord Cajas Fuertes” que lo persigue tiene un origen inconfundible. Sus propios empleados, maltratados y despreciados como piltrafas por el miserable trato de su jefe, han filtrado detalles: maletas de dinero que se esconden en cajas de seguridad en San Pedro Garza García y en la Ciudad de México, dólares que huelen a humedad, algunos hasta engusanados. Esa es la medida de su operación: un señor feudal de la corrupción, rodeado de cajas fuertes, con la ilusión pueril de gobernar una ciudad que ya merece dignidad.
Mientras las acusaciones golpean a Erasmo González Robledo, Armando Martínez, Olga Sosa, “El Calabazo” y José Ramón Gómez Leal, el JR, Rábago sonríe desde la penumbra. Sabe mover fichas en medios de comunicación de la capital, alienta fuegos artificiales para desviar la atención y sigue ordeñando embutes del huachicol.
Cree que el pueblo no ve, pero los tampiqueños ya han despertado: saben quién es Lord Cajas Fuertes y qué representa.
El clamor ciudadano es otro: volver al “Tampico Brilla”, esa época de orgullo y decencia.
Hoy, en cambio, la ciudad enfrenta la amenaza de un heredero sin talento, sin brillo, sin proyecto. Solo un ñoño disfrazado de político, un aspirante que se alimenta de la miseria de su ambición.
La memoria colectiva ya lo encasilló en el sitio que merece: el de los que manchan y traicionan la esperanza de su gente.
Que le sea leve…
