
Por: David Ed Castellanos Terán.
@dect1608
La selva se ha trasladado al asfalto, y los cocodrilos han encontrado en las playas del sur de Tamaulipas su nuevo hábitat.
Lo ocurrido en Miramar no es anecdótico, es el resultado de años de negligencia, de una ausencia absoluta de política pública ambiental y de una descomposición institucional que ya no puede maquillarse con boletines turísticos ni con cifras alegres.
Segundo avistamiento en menos de 24 horas. Cocodrilos de más de dos metros nadando plácidamente entre las olas, a escasos metros de pescadores deportivos, bañistas de todas las edades, turistas y familias. El paraíso turístico más representativo del estado de Tamaulipas convertido en un estanque salvaje.
Mientras los videos se viralizan y el miedo crece, la respuesta de los tres niveles de gobierno es el silencio. Ni una estrategia, ni una brigada, ni un protocolo activo. Ni siquiera aceptan su herencia, la proliferación “jurásica”.
Lo que pasa en Miramar es la representación más cruda del abandono. El cocodrilo ya no es una amenaza silvestre; es un síntoma. El síntoma de lo que ocurre cuando el desarrollo urbano devora sin planeación, cuando las instituciones ambientales no regulan ni supervisan, y cuando las autoridades municipales, estatales y federales prefieren mirar hacia otro lado, como cuando los titulares de las dependencias públicas y alcaldes se niegan a la exigencia del Sancho.. “panza”.
Ciudad Madero, Altamira, Tampico… el corredor turístico más importante de la entidad sigue al borde del colapso ecológico, pero también institucional. Porque en esta zona nadie asume su responsabilidad. La Profepa está ausente. Semarnat se diluye entre trámites inútiles. Y la Secretaría de Turismo prefiere callar, no sea que el miedo espante a los pocos visitantes que aún se atreven a pisar la arena.
Mientras los cocodrilos se pasean por las playas, los canales, las lagunas y hasta las colonias, el discurso oficial se dedica a simular normalidad. Una omisión prolongada y peligrosa. Ya no es un problema ambiental. Es un asunto de protección civil que sigue sin ser atendido con seriedad.
La falta de control sobre la fauna silvestre no es solo un error de política ambiental. Es una amenaza directa a la seguridad de la población. Y si la autoridad no actúa, lo que viene no será solo un susto en la playa, sino una tragedia que se pudo evitar.
Y mientras tanto, el sector empresarial calla. Los prestadores de servicios turísticos no exigen protocolos ni seguridad. Solo les preocupa mantener la fachada, esconder el riesgo, maquillar el desastre. Porque el miedo espanta, pero la verdad, al parecer, incomoda más.
En la intimidad… Este fin de semana, el Grupo Parlamentario de Morena y del Partido del Trabajo llevó a cabo su plenaria legislativa en Ciudad Mante. El evento, encabezado por el diputado Humberto Prieto Herrera, presidente de la Junta de Gobierno del Congreso del Estado, se enfocó en la planeación de la agenda legislativa que impulsarán durante el segundo año legislativo y el tercer periodo ordinario de sesiones, que arranca el 1 de octubre.
Durante la jornada, se compartieron propuestas y ponencias para integrar nuevas iniciativas y reformas. Prieto Herrera reconoció el respaldo institucional de la presidenta municipal de Ciudad Mante, Patricia Chío de la Garza, por brindar las condiciones necesarias para la realización del encuentro.
El Congreso busca mantener una presencia activa en distintos municipios, reforzando su compromiso con una agenda territorial que responda a las realidades locales.
Con estas acciones, Prieto Herrera continúa su labor legislativa en campo, consolidando una agenda que se alinea con los objetivos de la Cuarta Transformación. Pero mientras tanto, el sur de Tamaulipas sigue esperando respuestas urgentes en temas que no pueden seguir esperando al próximo periodo ordinario.
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