Por: David Ed Castellanos Terán.
@dect1608
La Universidad Autónoma de Tamaulipas está creciendo como no lo hacía desde hace décadas. El rector Dámaso Anaya reporta una matrícula histórica de alrededor de 47 mil estudiantes, un número que refleja, sí, una expansión ambiciosa, pero que también obliga a revisar qué tipo de universidad está emergiendo tras esta etapa de apertura acelerada.
El crecimiento no es producto de la casualidad. La UAT abrió nuevas carreras, impulsó preparatorias presenciales y fortaleció la educación virtual, una apuesta que ha permitido absorber la demanda formativa de jóvenes en todo el estado, desde el norte hasta el sur. El Bachillerato Virtual reúne ya a más de mil aspirantes provenientes no solo de diversos municipios de Tamaulipas, sino también de otros estados e incluso de comunidades en Estados Unidos. Es el ejemplo más claro de cómo la universidad logró estirar sus límites geográficos sin perder identidad regional.
A estas iniciativas se suman doce nuevas licenciaturas agregadas en agosto, dos más programadas para enero de 2026 y la reactivación de las Unidades Regionales de Transferencia del Conocimiento (URTC) en González, Jiménez, San Fernando y Tula. Se trata de una estrategia que combina expansión territorial con diversificación académica, algo poco común en las universidades públicas que suelen enfrentar restricciones presupuestales o rigideces administrativas.
Sin embargo, un crecimiento de esta magnitud trae consigo un colosal compromiso, el de sostener ese modelo tan amplio sin dejar de fortalecerla calidad educativa, dando puntual seguimiento a las necesidades, transformarse en infraestructura y formación docente. Asi que el rector Anaya debe ternelo muy claro, la meta es, abrir más espacios educativos sin perder cohesión, y fortalecer un sistema híbrido que permita estar en cada región sin sacrificar estándares.
Por supuesto que el desafío no es menor. Una universidad que crece demasiado rápido puede volverse un ecosistema que se administra a sí mismo, más preocupado por operar que por innovar. Pero también es cierto que Tamaulipas no puede aplazar la atención a su juventud, especialmente en un contexto donde la movilidad social depende cada vez más de la educación superior.
La UAT apuesta por abrirle la puerta a miles de nuevos estudiantes. Lo siguiente será demostrar que esa puerta conduce a programas sólidos, relevantes y capaces de sostener una formación profesional que responda al entorno productivo real. Si lo logra, no solo romperá sus propios techos, cambiará el destino educativo del estado.
En la intimidad… Juan Dionisio Cruz Guerrero, director del Instituto Tecnológico de Ciudad Madero, compartió una escena que refleja otro rostro de la vida académica en Tamaulipas. Asistió a la inauguración del Cuarto Concurso de Juicios Orales en el Sistema Penal Acusatorio, realizado en la Sala de Juicios Orales de la Facultad de Derecho y Ciencias Sociales de la UAT. Agradeció la invitación de la directora de la FADYCS, Elda Ruth de los Reyes Villarreal, así como las atenciones del licenciado José Isabel Luna Chávez. Entre saludos, tuvo también oportunidad de conversar con el fiscal general eelcto de Tamaulipas, Jesús Govea Orozco.
Para los estudiantes de Derecho, este ejercicio no solo es un concurso, es una probadita del rigor y la tensión que implica litigar en un sistema penal acusatorio real. A final de cuentas, la academia también se construye desde esos momentos donde se cruzan la formación, la justicia y la camaradería.
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