
*** “El Mayordomo Huasteco”
Por: Edy Pintor.
“El Mayordomo Huasteco”
En Escobedo, Nuevo León, el teatro político está de vuelta en escena. Y los actores, aunque los disfracen con saco nuevo y discurso reciclado, son los mismos de siempre: los que juegan al poder prestado y viven del reflejo ajeno.
Andrés Concepción Míjes Llovera, alcalde actual, no es otra cosa más que el mayordomo huasteco de Clara Luz Flores Carrales. Un operador obediente, disciplinado y servil, que todavía no entiende que su lugar en la política no es el de protagonista, sino el de utilero en la obra que otros escriben.
Míjes ha intentado convencerse —y convencer a unos cuantos ingenuos— de que puede ser gobernador de Nuevo León. ¡Vaya disparate! En el fondo de su conciencia lo sabe: no es más que el mozo de confianza de Abel Guerra, el arquitecto de la estructura priista que, disfrazada de Morena, sigue operando desde las sombras.
Abel Guerra Garza, el viejo zorro de la política regia, no suelta el control del tablero ni aunque el fuego le llegue a los talones. Y Clara Luz, su esposa, su pieza más valiosa, sigue soñando con volver a ser candidata a la gubernatura, como si el tiempo no le hubiera pasado factura, como si el fiasco de su campaña anterior no hubiera dejado cicatrices en todo el estado.
Pero hay memoria. Y hay testigos.
Sergio Carmona Angulo, el extinto “empresario” del trasiego de combustible, fue quien financió con más de 50 millones de pesos aquella aventura política. Un dinero que manchó más de una mano y que, cuando empezó a oler mal, hizo que Carmona se cambiara de caballo: se fue con Samuel García, actual gobernador, porque olfateó que ahí estaba el poder verdadero.
Hoy, Clara Luz intenta revivir su proyecto, apoyada —irónicamente— por el mismo Samuel García que se benefició del dinero que ella misma perdió. Política circular, hipócrita y cínica.
Y mientras tanto, su fiel servidor, Míjes Llovera, hace el papel de leal escudero, simulando independencia, cuando todo el norte sabe que no se mueve un dedo en Escobedo sin el permiso del matrimonio Guerra-Flores.
Clara Luz no tiene liderazgo; tiene obediencia a su alrededor. Y Míjes no tiene futuro; tiene dueño.
El juego es transparente, el engaño es burdo. Y en esta tragicomedia de la política neoleonesa, el mayordomo huasteco sólo sirve el café, mientras sus patrones deciden quién va y quién se queda.
Porque en la política de Escobedo no hay ideales, hay dueños.
Y a veces, los mozos se olvidan de que no viven en su propia
Que les sea leve…
