Por: David Ed Castellanos Terán.
@dect1608
El 16 de septiembre, dĂa de independencia, sĂmbolo de identidad nacional, Altamira fue testigo de la cobardĂa polĂtica y moral de su presidente municipal, Armando MartĂnez ManrĂquez. El “Dr. Mentiras” prefiriĂł esconderse en sus excesos, en sus miserias personales, antes que rendir honores a la patria y caminar al lado del pueblo que dice gobernar.
El descontrol y desorden ela logistica del 15 de septiembre por poco y asfixia el eco del Grito de Dolores en Altamira. El 16 no hubo desfile, no hubo ni un solo acto cĂvico. La nada, la absoluta nada, en un municipio que merecĂa respeto y al que MartĂnez ManrĂquez humillĂł con su ausencia. Esta no es indiferencia. Es un desafĂo abierto a las Fuerzas Armadas, una bofetada a la memoria histĂłrica, un desprecio a los sĂmbolos patrios que lo condena no solo como mal alcalde, sino como enemigo de la cohesiĂłn nacional.
Su pequeñez quedĂł exhibida. Durante años ha engañado, traicionado y vendido humo en “la mañanera altamirense” para disfrazar su incapacidad. Pero el 16 de septiembre no hubo guion ni cortina de humo: solo quedĂł en evidencia su miedo, el mismo que lo consume desde que comenzĂł a acumular deudas polĂticas, traiciones a exaliados, pasiones desbordadas en Ciudad de MĂ©xico y Monterrey, y la sombra de investigaciones federales por el huachicol fiscal que lo rozan a Ă©l y a su hijo.
Lo ocurrido este 16 de septiembre no es una simple falta administrativa. Es el sĂntoma de un polĂtico acorralado, de un hombre que se sabe pequeño frente a las instituciones que desprecia y frente a la justicia que lo persigue. Armando MartĂnez ya no camina en paz, ni en calma. Se le nota el miedo en los ojos. Sabe que su tiempo polĂtico se acaba y que las instituciones que desprecia terminarán por ajustarle cuentas…. Ya no lidera, se esconde.
El “Dr. Mentiras” cruzĂł una lĂnea que ningĂşn alcalde sensato se atreverĂa a cruzar: renegar de la patria frente a su pueblo. Esa traiciĂłn no se borra ni con propaganda, ni con discursos comprados. Lo que hizo el 16 de septiembre en Altamira lo perseguirá siempre como la marca de un polĂtico mezquino, indigno y, sobre todo, cobarde.
En la intimidad,,, Mientras en Altamira el vacĂo de poder exhibĂa al “Dr. Mentiras”, en la capital del estado se vivĂa un contraste absoluto. El presidente de la Junta de Gobierno del Congreso de Tamaulipas, Humberto Prieto Herrera, acompañó al gobernador AmĂ©rico Villarreal Anaya en la ceremonia del Grito de Independencia y participĂł en la guardia de honor, asĂ como en el desfile cĂvico-militar del 16 de septiembre.
“Con gran orgullo y compromiso, con mi paĂs y como mexicano, participĂ© a invitaciĂłn del gobernador AmĂ©rico Villarreal Anaya en estas fiestas que nos enorgullecen y dan identidad de libertad, gracias a las mujeres y hombres que hicieron posible la independencia”, expresĂł el diputado.
La presencia de Prieto Herrera en estos actos oficiales no fue un mero protocolo. Fue la reafirmaciĂłn del compromiso con la memoria histĂłrica, con la legalidad y con la ciudadanĂa, en un mensaje de unidad frente a la fractura que otros, como Armando MartĂnez, deciden profundizar.
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