
El olor del empate…
José Ángel Solorio Martínez
Dos son las opciones que disputan con posibilidades reales la gubernatura de Tamaulipas: Baltazar Hinojosa Ochoa por el PRI y Francisco García Cabeza de Vaca por el PAN.
La otra parte del espectro político, es más bien un esfuerzo testimonial y no un proyecto que pueda aportar sustancia al desarrollo democrático de la entidad: una Izquierda desdibujada y degradada que es un ente insepulto; y el camino de los independientes, percibido tan anodino como sus cándidos candidatos. El fantasma de la polarización, según parece, llegó para quedarse. Hasta hoy, se contempla entre los dos mastodontes un empate técnico.
Baltazar parece apostar a la estructura de un PRI que se niega a renovarse enconchado en una red clientelar que opera fundamentalmente en razón de la oferta y la demanda. (Esta estrategia ya mostró fisuras: varias veces, el candidato Gustavo Cárdenas Gutiérrez, logró corromper a la muy aceitada maquinaria tricolor en Ciudad Victoria).
Cabeza de Vaca, tiene encendida la veladora en torno a un anhelo totalmente legítimo y viable para Tamaulipas: la alternancia. Ese pretende ser el eje central, la columna vertebral, de su monumental plan político para apoderarse de la entidad.
Pinta la alternancia -la que él promete-, como la panacea, la medicina infalible para resolver todos los males sociales de los tamaulipecos y la sanación instantánea de un gobierno que considera enfermo.
La alternancia, no ha operado con mucha eficacia en la mayoría de los estados en que se ha enseñoreado. La perredista Amalia García, en Zacatecas, exhibió una red de poder corrompida -a cuya cabeza se puso su hija-; Fernando Canales Clariond, en Nuevo León se hinchó de lana y dejó a la sociedad en el abandono y Graco Ramírez en Morelos es una caricatura de gobierno. Sólo Andrés Manuel López Obrador, dejó un saldo para recordar -sobre todo sus políticas sociales, que hasta el PRI adoptó-.
No por eso, deja de ser un ideal irrebatible.
Baltazar no ha logrado articular del todo, un discurso atractivo para la militancia priista. Ha centrado sus intervenciones en agradecimientos; tanto para los delegados que lo van a votar para hacerlo su candidato, como para los más conspicuos representantes de la clase política tricolor de Tamaulipas.
Dirán con justicia los correligionarios del matamorense: aún no empieza la campaña.
Y tendrán la razón.
Sólo que la campaña por la gubernatura durará 60 días. Y quien asegure que en este tiempo, se puede vertebrar desahogadamente un proyecto de gobierno no ha hecho una sencilla operación aritmética: en dos meses, se deberá visitar 43 municipios y 22 distritos electorales.
¿Bajo esos dígitos, qué tiempo requerirá el candidato a gobernar Tamaulipas para visitar y dialogar con el electorado de esos 43 municipios y esos 22 distritos?…
¿Esas visitas, serán de calidad política?…
Cabeza de Vaca, tampoco ha podido vender con saldos positivos la oferta de la alternancia. Lo frágil de la propuesta en esta coyuntura, está en la falta de asideras de ese concepto para las mayorías de los grupos sociales de la entidad. La alternancia es un elemento que flota en el limbo de los filósofos y no en los espacios cotidianos del ciudadano común.
Y no es un clasismo trasnochado; no.
Nada de eso.
Es una realidad: la alternancia no es un platillo que pueda consumirse sin guarnición. Tiene, necesariamente, que ir acompañado de otras propuestas más concretas, más comprensibles. Y eso es lo que falta en el menú que Cabeza de Vaca, muestra desde hace semanas al electorado de la entidad.
Hasta hoy, en términos efectivos, se concibe la alternancia -tal como la plantea Cabeza de Vaca- como un pragmático “quítate tú para ponerme yo”. No se visualiza un proyecto de gobierno que haga atractivo el cambio. Sus propuestas para resolver el monumental problema de la inseguridad, son puros discursos. Y sus ideas sobre dinamizar la planta productiva, no se pueden pensar, sin resolver el asunto de la inseguridad.
A Baltazar, le funcionará su jugada sobre la estructura y el voto duro, sólo si el abstencionismo se hace presente.
Cabeza de Vaca, logrará hacer más comprensible su discurso sobre la alternancia en tanto complemente la idea con otras demandas sociopolíticas de mayor empaque.
Dependiendo de la óptica: el empate, puede ser una derrota para uno; o un esperanzador triunfo para el otro…