*** Querétaro se ha convertido en uno de los polos de infraestructura digital de más rápido crecimiento en el hemisferio
Por: REDACCIÓN.
CIUDAD DE MÉXICO.- En los últimos diez años, los data centers dejaron de ser infraestructura silenciosa para convertirse en la columna vertebral de la economía digital. Detrás del auge de la inteligencia artificial, el streaming, el comercio electrónico, la automatización industrial y los servicios financieros, existe una geografía muy particular: los clústeres globales de centros de datos. Regiones que concentran capacidad energética, talento especializado, conectividad internacional y ecosistemas tecnológicos complejos.
Los casos más emblemáticos están bien documentados. Northern Virginia (NoVa) es el epicentro mundial, con más de 2,600 MW instalados, alimentando buena parte del tráfico global de internet. Silicon Valley, Dallas, Phoenix y Atlanta complementan la red estadounidense, mientras que Europa tiene sus propios gigantes: Frankfurt, Dublín, Londres y Ámsterdam, cada uno con ventajas únicas en conectividad, regulación y densidad de carriers.
En Asia, la escala es otra cosa. Singapur, Hong Kong, Tokio y Seúl concentran la infraestructura que sostiene a algunos de los mercados digitales más grandes del planeta. Y más recientemente, los hubs de la India, sobre todo Mumbai e Hyderabad, están creciendo a un ritmo que refleja la expansión de su industria tecnológica y su mercado interno de datos.
Pero la verdadera sorpresa está ocurriendo en mercados emergentes. Sudeste Asiático, Medio Oriente y, de forma muy clara, Latinoamérica han comenzado a aparecer en los mapas globales de inversión. Brasil es hoy el mayor hub regional, con São Paulo como su capital digital. Chile y Colombia avanzan rápido gracias a su conectividad internacional y energía renovable.
Y México ya entró en esta liga. Querétaro se ha convertido en uno de los polos de infraestructura digital de más rápido crecimiento en el hemisferio. Lo que inició con inversiones pioneras hace más de una década, cuando casi nadie veía ese potencial, hoy se traduce en un ecosistema maduro y en expansión acelerada.
A diferencia de otros hubs, Querétaro crece con dos ventajas estratégicas: disponibilidad de talento y estabilidad en la infraestructura eléctrica, elementos críticos para soportar cargas de IA, HPC y cómputo avanzado.
Entre los actores que han definido ese camino está KIO Data Centers, que fue quien sembró el primer gran centro de datos de la región en 2007, mucho antes de que el estado apareciera en los mapas de hyperscalers y fondos globales. Ese movimiento temprano contribuyó a detonar un clúster que hoy compite por inversiones globales, al grado de que Querétaro es considerado por firmas internacionales como uno de los mercados emergentes más atractivos del mundo para infraestructura digital.
Por otro lado, la Ciudad de México, Monterrey y Guadalajara avanzan con proyectos que combinan interconexión, redundancia energética y capacidad escalable, lo que permite que México empiece a posicionarse como un nodo estratégico para servir al mercado norteamericano y latinoamericano al mismo tiempo, algo particularmente valioso para cargas de inteligencia artificial que requieren cercanía, baja latencia y energía renovable.

