
Por: David Ed Castellanos Terán.
@dect1608
La inoperancia de los regidores de la Comisión de Tránsito y Vialidad en Altamira, Ciudad Madero y Tampico no es un secreto, pero esta vez la realidad nos lo restregó en la cara.
Los nuevos topes instalados en el paso deprimido de la Av. Hidalgo y San Pedro son la metáfora perfecta de su gestión: un obstáculo que solo genera caos, accidentes y pérdidas económicas, claro, a eso tuvo que llegar la ingeniería vial ante unos regidores de papel que no impulsan un nuevo reglamento.
Mientras la zona metropolitana de Tampico sigue creciendo a un ritmo acelerado, nuestros ediles continúan atrapados en su mentalidad apocada. Son como fantasmas que deambulan entre Altamira, Ciudad Madero y Tampico, sin dejar más huella que la de sus propios pasos. Viven en un municipio, comen en otro y pasean en el tercero, pero su capacidad de respuesta sigue siendo nula, por no decir vergonzosa.
Cada día vemos carros volcados, accidentes por alcance y conductores que maldicen esos topes absurdos que más que prevenir, provocan.
¿Acaso no era suficiente con la evidente falta de señalización y las vialidades hechas pedazos? Ahora, además, tenemos topes “de la discordia” que confunden al conductor y convierten el paso deprimido en una ruleta rusa.
Lo más indignante es que, en pleno bicentenario de Tamaulipas, seguimos sin un reglamento de Tránsito y Vialidad propio para cada municipio. No estamos pidiendo uno para cada localidad del estado, ¡ni eso son capaces de gestionar!
Con un solo reglamento conurbado bastaría, pero claro, esperar algo así de estos regidores es pedir peras al olmo.
Estos funcionarios públicos no entienden la responsabilidad que asumieron. Sus cargos no son para figurar en fotos ni hacer acto de presencia en eventos sociales; están para trabajar por la gente. Pero, ¿cómo pedir visión y compromiso a quienes no logran ver más allá de su propia comodidad?
Los ciudadanos ya están cansados de que sus impuestos se conviertan en salarios para inútiles. Si no pueden o no quieren hacer su trabajo, lo mínimo que deberían hacer es dejar el cargo a alguien con verdadera capacidad de gestión y compromiso con la movilidad urbana, tal vez, sus suplentes ellos son opinión
Mientras tanto, seguimos sorteando topes mal puestos, vueltas a la izquierda desde Altamira, por toda la Av. Hidalgo, y en Ciudad Madero, además, la ciudadanía maneja con los dedos cruzados para no ser el próximo vehículo con las llantas al cielo.
En la intimidad… El reciente encuentro entre el secretario general de Gobierno de Tamaulipas, Héctor Joel Villegas González, y la embajadora de Venezuela en México, Stella Marina Lugo de Montilla, es un claro ejemplo de cómo la diplomacia puede ser un puente hacia el progreso. Realizado en el emblemático Buque Escuela “Simón Bolívar”, el diálogo dejó en evidencia la voluntad de ambas partes de trabajar en conjunto por el bienestar de sus comunidades. En un contexto global marcado por tensiones políticas, este tipo de reuniones resultan alentadoras, pues demuestran que el entendimiento y la cooperación aún pueden prevalecer.
No es casualidad que el Puerto de Tampico haya sido el escenario para este intercambio diplomático. Tamaulipas, con su espíritu abierto y vocación de colaboración, ha sido históricamente un cruce de caminos para el diálogo internacional. La presencia de representantes tanto del gobierno estatal como de la delegación venezolana demuestra el interés común por explorar proyectos en áreas fundamentales para el desarrollo comunitario. Más allá de los protocolos, lo relevante de este encuentro radica en su capacidad de abrir rutas de cooperación en un contexto bilateral que puede traducirse en beneficios concretos.
Las declaraciones tanto de Villegas González como de la embajadora Lugo de Montilla resaltan un mensaje fundamental: la construcción de alianzas no solo fortalece relaciones diplomáticas, sino que también impulsa el desarrollo sostenible. Tamaulipas reafirma así su vocación de ser un referente en el diálogo internacional, promoviendo intercambios de experiencias y buenas prácticas que puedan tener un impacto directo en la calidad de vida de sus ciudadanos.
Es fundamental que estos gestos de colaboración no queden en el simbolismo y se traduzcan en acciones concretas. La voluntad está sobre la mesa; ahora corresponde a ambos gobiernos dar seguimiento a los proyectos propuestos, aprovechando esta sintonía diplomática para crear verdaderos cambios. Tamaulipas y Venezuela tienen en común mucho más que un encuentro protocolar: comparten el deseo de construir sociedades más justas y colaborativas. Que esta reunión sea el inicio de un trabajo conjunto que rinda frutos visibles para ambas naciones.
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