
Por: Oscar CONTRERAS NAVA.
El maderense Carlos Fernández Altamirano es uno de esos casos extraordinarios que, por mandato divino del gobernador en turno, surgen en la vida política del estado, ocupan cargos públicos y de elección popular sin tener vocación, experiencia y mucho menos responsabilidad para estar al frente de una tarea de índole pública.
Así como Fernández Altamirano hay muchos ejemplos más en el PAN, PRI y Movimiento Ciudadano y son tan inconscientes para saber dónde están parados, que cometen muchas irregularidades, dicen tontería y media porque no tienen compromiso con la sociedad, ni con su partido y mucho menos consigo mismo.
Es decir, estos recomendados llegan a representar supuestamente a la sociedad o a su partido, pero más bien lo hacen por el grupo a que pertenecen y conforme les vaya bien en los negocios y las ganancias sean generosas, su ascenso en la vida pública estará garantizada, ya sea en la estructura del gobierno o en la política.
Así le sucedió al PRI. Y cuando la oligarquía que se adueñó de este partido no pudo cambiar, la gente empezó a tenerles desconfianza y luego lo hicieron fracasar, porque los políticos se alejaron de la base y en lugar de hablar con la verdad, les mintieron y ahí cavaron su tumba.
En el PRI empezaron a surgir gentes como el panista Carlos Fernández desde que Manuel Cavazos Lerma se hizo cargo del estado y ahora, dice que el tricolor no está colapsado y que fueron los malos priistas quienes acabaron con su partido.
Claro que Cavazos Lerma fue el principal promotor de la llegada de esos malos priistas, pero como los políticos normalmente tienen muy corta su memoria, en otra ocasión con detalles vamos a recordar quiénes fueron los promocionados y protegidos por el “Nuevo Amanecer”, porque aún andan por ahí buscando posiciones, muy quitados de la pena y como si nunca hubieran hecho nada.
Pero bueno, ahora resulta que el diputado Carlos Fernández Altamirano se queja amargamente de ser víctima de una persecución política y dice:
“Por no agacharme, por no alinearme, por no dejarme comprar pasa esto”, pero más bien creemos que esta declaración lo que busca es desviar la atención, para que no se hable más de los desvíos que, siendo director del Instituto del Deporte Tamaulipeco, cometió contra el erario del gobierno estatal.
Sin embargo, aunque Fernández Altamirano se queje, llore y haga berrinche, nadie le cree.
El deporte en Tamaulipas nunca tuvo la atención debida en el pasado sexenio, ya que invertir en la formación de los deportistas amateurs en el corto plazo no deja ganancias y nunca fue una buena inversión.
Así que Fernández Altamirano al no tener vocación para ser promotor deportivo ni para el servicio público, todo indica que se le hizo fácil y desvió los pocos recursos que le asignaron, prueba de ello, habrá que ver en qué condiciones se encuentra el deporte en estado y nos daremos cuenta que los atletas tamaulipecos bajaron sus marcas, su rendimiento no mejoró, salvo raras excepciones.
El diputado panista dice que lo están asediando, que lo calumnian, lo han tratado de comprar, pero no dice quiénes son, ni cuánto le ofrecen, nosotros desde aquí le comentamos que MORENA no dispara ni en defensa propia y eso lo tenemos bien comprobado.
Es importante destacar que Carlos Fernández Altamirano pudiera ser la parte más delgada de la cuerda y debe dejar de lamentarse, tienen que conseguir buenos abogados, que le sepan al tema público, porque cómo vemos las cosas, es posible que sea uno de los que caiga en las redes de la justicia. Ni más ni menos.