
Por: David Ed Castellanos Terán.
@dect1608
Este septiembre, el ciclismo no solo se convertirá en deporte, sino en símbolo de unidad, resistencia y orgullo regional. El Gran Fondo Tampico 2025 no es simplemente una competencia de bicicletas; es una ventana al corazón de Tamaulipas. El anuncio realizado por el secretario de Turismo, Benjamín Hernández Rodríguez, confirma que el gobierno de Américo Villarreal Anaya va en serio cuando habla de diversificar la actividad turística en la entidad.
Más allá del esfuerzo físico y la adrenalina que conlleva una competencia como esta, el evento representa una oportunidad para visibilizar la riqueza natural, cultural y ecológica del sur de Tamaulipas. La ruta que recorrerán ciclistas locales, nacionales y extranjeros será una carta abierta al mundo: paisajes de sol, mar y selva; zonas rurales llenas de vida; y caminos que narran historias de una tierra resiliente que merece ser descubierta y recorrida.
El 28 de septiembre, quienes participen podrán elegir entre tres distancias: 40, 60 o 120 kilómetros. Cada kilómetro, un reto. Cada pedalazo, una historia. Desde el trazado equilibrado entre planos y ascensos, hasta la organización que incluye abastecimientos, protección médica y mecánica, así como un cálido cierre con premiaciones y convivencia, este evento ha sido planeado como una auténtica fiesta deportiva. Una fiesta donde cada ciclista, más allá de su posición en la tabla, será reconocido con una medalla. Esos pequeños detalles son los que elevan el carácter de los eventos deportivos y consolidan la vocación de servicio de una administración estatal que apuesta por la experiencia, no solo por la estadística.
Pero lo más relevante no está únicamente en la ruta o en la premiación, sino en el mensaje: en Tamaulipas, el turismo deportivo dejó de ser una promesa para convertirse en política pública activa. El Gran Fondo será un medidor del músculo turístico regional y un ejemplo de cómo sí se pueden hacer cosas buenas cuando hay voluntad política, vocación de servicio y compromiso con el desarrollo.
En la intimidad… Mónica camina, pero no como otros funcionarios que pisan calles solo cuando hay reflectores. Lo hace para ver de cerca la necesidad, para dar instrucciones en sitio, para escuchar en corto lo que en los informes suele perderse. Este fin de semana, después de días de lluvia constante, salió a recorrer las colonias más vulnerables de Tampico sin aviso previo a la prensa, acompañada por funcionarios clave.
Uno de ellos, Ricardo Mora Alvarado, secretario de Servicios Públicos, no se limitó a observar. Fue de los primeros en tomar nota, en coordinar acciones con cuadrillas, en asegurarse de que lo que se necesitara, llegara. Ambos, Mónica y Ricardo, dejaron claro que cuando hay liderazgo firme y servidores públicos con vocación real, el gobierno se siente presente, incluso bajo la lluvia.
Tampico no se inundó en tragedia, porque hubo prevención. No fue suerte, fue trabajo. Y eso, en la intimidad del poder, habla de compromiso verdadero. Mónica no se detuvo con discursos; se sumó al recorrido del Plan DN-III-E, atendió, coordinó y escuchó. Gobernar también es ensuciarse los zapatos. Ella lo entiende. Y Ricardo, también.
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