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Las y los trabajadores de la LXIII Legislatura reflexionaron sobre las relaciones conflictivas entre las mujeres y los retos para alcanzar acuerdos.
Xalapa, Ver.- Con el análisis de algunos fragmentos del nuevo libro de la periodista y antropóloga feminista Marta Lamas: “¿Mujeres Juntas?”, el Congreso del Estado continuó con el Segundo Ciclo de Lecturas sobre Género y Derechos Humanos, en el cual participan trabajadoras y trabajadores del Poder Legislativo.
En la Biblioteca “José María Mata” del Congreso del Estado, los asistentes coincidieron en señalar que las mujeres deben aprender a apoyarse unas a otras y para ello lo primero que deben saber es el por qué están divididas, para a partir de ahí actuar en consecuencia.
La directora del Centro de Estudios para la Igualdad de Género y Derechos Humanos (CEIG), Martha Mendoza Parissi, quien tiene a su cargo los talleres de lectura por instrucciones del presidente de la Junta de Coordinación Política, diputado Juan Nicolás Callejas Arroyo, expresó que a través de su obra la escritora Marta Lamas ofrece respuestas básicas a problemas cotidianos que tienen las mujeres cuando actúan en un mismo espacio, grupo u organización.
De igual forma, da algunas recomendaciones para que aprendan a trabajar juntas.
Mendoza Parissi señaló que a través de un trabajo impecable y de sencilla comprensión, en el libro de 93 páginas, editado por el Instituto Nacional de las Mujeres, la autora plantea que la conducta como mujeres y mujeres feministas tendría que transformarse, sin falsos sentimentalismos, pero con mucha inteligencia.
A través de su trabajo, refirió Mendoza Parissi, Marta Lamas cuestiona: ¿Por qué se supone que las mujeres ni muertas podemos estar juntas? ¿Qué es lo que hace que para algunas mujeres sea tan difícil trabajar con otras mujeres? ¿Por qué bajo una capa de aparente cortesía, muchas mujeres ponen zancadillas a otras mujeres? Y ¿a qué obedece el conflicto y la irritación que a veces existe entre las mujeres que trabajan juntas?
La directora del CEIG precisó que estas preguntas encuentran respuesta en la forma en que las mujeres fueron educadas: “Hemos sido educadas para no negociar, no expresar nuestros desagrados, no aliarnos”.
En su texto, Marta Lamas plantea que la dificultad de las mujeres para la solidaridad estriba en que internalizan los valores del patriarcado, los practican y de todo ello deriva una rivalidad o el desarrollo de una “agresión solapada”.
El problema es cómo fueron construidos lo papeles sociales y familiares, ya que éstos han colocado al enojo y molestias como algo que hay que reprimir, y cuando esta situación explota, la represión aflora de maneras muy negativas, tal es el caso de la envidia o la competencia insana.
Por último, las participantes concordaron en que aspiran a lograr una mejor relación entre todas, a pesar de las diferencias políticas y personales que existen entre las mujeres de distintos grupos o movimientos, actividades o clases sociales, porque la cuestión no es borrar esas diferencias con falsos voluntarismos, sino de enfrentarlas de forma clara y constructiva.